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Santiago de Compostela

La ciudad de Compostela está enmarcada entre dos pequeños ríos, el río Sar y el Sarela. Son pocos los turistas que pasean por estos paseos fluviales, incluso pocos santiagueses los que los conocen. ¿Te animas a descubrirlos?

Paseo fluvial del Río Sar

El Sar configura un territorio conocido como las Brañas de Sar, haciendo un camino por el este de la ciudad. Este río es conocido gracias a la escritora gallega Rosalía de Castro ya que le dedicaba poesías. Es un afluente del río Ulla. El Sar nace en el ayuntamiento de Santiago de Compostela, pasando por numerosas parroquias (Bando, Sar, Conxo y Laraño) para seguir su recorrido por Ames (Bugadillo y Ortoño), Brión y por Padrón y desemboca en el río Ulla, como ya hemos anticipado anteriormente. Este río hace frontera entre Padrón y Dodro.

El Sarela, el otro río de Santiago, es un afluente del Sar, así como otros ríos del a zona compostelana como Roxos.

Si quieres realizar el paseo fluvial del río Sar, debes empezar en el Parque de Belvís, siguiendo hasta la Colegiata de Sar llegarás al río Sar. Próximamente se acondionará un paseo natural que comunicará los parques de Fontiñas y Pontepedriña. Actualmente no se puede ir por la ribera pero se puede hacer el camino por las calles que los unen. Un paseo totalmente recomendable para disfrutar de una zona no tan conocida de Santiago.

No es el único paseo fluvial de Santiago, de hecho, el paseo fluvial del río Sarela tiene cada vez más caminantes, aunque sigue siendo un desconocido.

río sarela

Paseo fluvial de Sarela

A escasos 15 minutos de la Plaza del Obradoiro se esconde un auténtico tesoro de Santiago de Compostela y es que hay una ruta de senderismo que sigue el curso del río Sarela.
Pese a pasar a escasos minutos del centro de la ciudad, es un mundo aparte de Santiago. Es un bosque que conlleva un contacto directo con la naturaleza.

Su duración es de 30 minutos aproximadamente, siempre en una pendiente suave. Hay molinos, puentes, fábricas de curtidos y existe la posibilidad de recorrerlo en bicicleta, aunque en algunas circunstancias el Camino es estrecho.

Y ahora que conoces los tesoros que esconde Santiago, ¡cuéntanos qué te parecen!

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